'El cine es una enfermedad', dijo Frank Capra. 'Cuando te infecta la sangre, se convierte en la hormona más importante; controla las enzimas; dirige la glándula pineal; domina la psique. Igual que con la heroína, el antídoto contra el cine es más cine'.

Martin Scorsese "Un recorrido personal por el cine norteamericano"

martes, 8 de junio de 2010

Así paga Roma a sus generales

Ayer por la tarde, leyendo el diario Levante con mi habitual cortado vespertino, del tiempo ya por los calores valencianos, en mi habitual Sol y Sombra, me topé con un artículo de Andrés Valdés que llamó no solo mi atención cinéfila sino también la humana. Titulado 'La tumba del pistolero' contaba como uno de los más grandes secundarios que pudo tener el spaguetti-western, el español Aldo Sambrell, yacía en un hospital de Alicante prácticamente olvidado por toda una industria para la que trabajó la mayor parte de su vida.

Nacido Alfredo Sanchez Brell en Madrid en 1937, y con una de esas vidas interesantes y duras de la posguerra, fue el director Joaquín Romero Marchent quien a principios de los 60 le introdujo en el western europeo, apenas un par de años después el que iba a ser el pope del oeste 'Made in Europe', in Almería más concretamente, el gran Sergio Leone le convirtió en uno de los secuaces de Rojo (Gian Maria Volonté) en 'Por un puñado de dólares', la primera de aquellas películas con un hombre sin nombre pero con el rostro de un Eastwood que comenzó así a labrar su leyenda a los acordes de don Morricone.
Leone seguiría a partir de entonces contando con Sambrell en repetidas ocasiones, tal fue su complicidad que el gran Sergio llego a ser el padrino en el bautizo del hijo de Aldo, en el segundo título de la trilogía del dólar 'La Muerte tenía un precio' o 'Por un puñado de dólares más' como ustedes prefieran, era Cuchillo, el bandido lanzador de arma blanca de la banda de El Indio (de nuevo Volonté) y en 'El bueno, el feo y el malo'  seguía a Ojos de Ángel (irrepetible Lee van Cleef).

Entre los 3 títulos intercaló numerosos westerns de factura hispano-italo-germana a las órdenes de entre otros Damiano Damiani con el 'Chuncho' de Volonté, Jose María Elorrieta (con el hijo de éste, Javier, trabajaría unos cuantos años más tarde en el 'Sangre y Arena' protagonizado por una desconocida Sharon Stone) y Sergio Corbucci 'Navajo Joe' donde era el enemigo de un Burt Reynolds apache que busca venganza, entre los secundarios Fernando Rey y Álvaro de Luna. Con Corbucci repetiría después en 'Los Despiadados' compartiendo protagonismo con un Joseph Cotten tan notable como crepuscular y volvería a compartir pantalla con Volonté en la estimable 'Cara a cara' bajo la dirección de otro de los Sergios del género: Sollima

En el 68 volvió con Leone en un brevísimo papel en la obra cumbre (en mi modesta opinión) del director romano 'Hasta que llegó su hora' o 'C'era una volta il West' como se llamó en realidad, allí era uno de los hombres de Cheyenne (un enorme Jason Robards), si se me permite la nota personal decir que de esta película (y de Henry Fonda) podría hablar horas, algún día le dedicaré una entrada al blog como Dios manda, para mí es la mayor prueba de que el spaguetti-western no es en absoluto un género menor sino que en muchas ocasiones llegó a igualar e incluso a superar como en este caso a sus antecesores americanos (y esto lo dice una Fordiana de pro), ya con solo ver que la historia fue escrita por Leone, Bertolucci y Dario Argento, uno se hace idea de la dimensión del tema.

Leone volvería a contar con Sambrell ya a principios de los 70 para otro breve papel en 'Giu la testa' ('Agáchate maldito'), tan poéticamente violenta como buena con un excelso Rod Steiger y un delirante James Coburn haciendo de un bombardero del IRA en medio de la Revolución Mejicana.

En los 70 y con más de 50 películas a sus espaldas, la mayoría westerns, Sambrell trabajó bajo la batuta del mismísimo George Cukor en 'Viajes con mi tía' por la que Maggie Smith ganó un Oscar, de Richard Fleischer en 'Fuga sin fin' con George C.Scott, de Isasi-Isasmendi en 'El perro', de Lucio Fulci en 'Montura de plata' (inusual western de uno de los maestros del 'Giallo') y hasta de Charlton Heston en 'Antonio y Cleopatra' junto a Fernando Rey y Carmen Sevilla como una improbable Octavia. Además compartió película con nombres del calibre de Orson Welles, Kirk Douglas, Anthony Quinn, Yul Brynner, John Huston o Sean Connery por solo nombrar unos cuantos. E incluso llegó a crear su propia productora y a dirigir ('La última jugada' entre otros).
Ya a finales de los 70 y principio de los 80 participó en casi una decena de títulos de sexplotation europeo, mayormente italianos con temáticas que iban desde ardientes hijas del diablo al mismísimo Calígula, alternando con diversas coproducciones policiacas y de aventuras. Está en la reunión mosqueteril de Richard Lester en el 89 y en 'El rio que nos lleva' y ya en los 90 le podemos ver como Arkan en el 'Killer Barbies' de Jess Franco y en 'Pasajes' de Carpalsoro y hasta junto al mismísimo Chiquito en el Condemor de turno.

Lo último que hizo fue un episodio de 'El Comisario', antes también había hecho tv, con participaciones en episodios de 'Curro Jiménez'  y 'Brigada Central'.

"Aldo Sambrell, la mirada más despiadada. Confesiones de uno de los malos del cine español" de Jose Manuel Serrano Cueto, se publica en 2003 como un recorrido a toda su carrera, Serrano Cueto también le dirigió en el cortometraje del 2006 'Río Seco'.

A día de hoy Aldo Sambrell se encuentra en un habitación del Hospital General de Alicante tras sufrir tres microinfartos cerebrales, con pronóstico reservado pero poco halagüeño como cuenta el artículo del Levante sin que la Asociación de Actores e Intérpretes españoles ni la Academia del Cine Español hayan mostrado interés alguno por su estado de salud.

Se ve que las subvenciones estatales no llegan para unas cuantas llamadas telefónicas, y esto no lo dice el Levante, lo digo yo.

Es sin duda uno de los actores patrios más internacionales y más trabajadores que hemos tenido y sin embargo el reconocimiento a su carrera ha sido inmensamente mayor fuera que en su propio país. Quizás su nombre sea desconocido para muchos pero su rostro es inconfundible, ligado por siempre a un oeste almeriense donde los verdaderos obreros del cine como Aldo parece que permanecen olvidados para una industria patria que parece asimismo olvidar que durante mucho tiempo si siguió a flote fue gracias a todas aquellas películas que ahí se rodaron. "Así paga Roma a sus generales" dice el manager de Sambrell …así paga Roma a sus generales y una vez más Roma olvida que sin sus generales y sus centuriones no es nada.

Pero en la memoria de los cinéfilos y verdaderos amantes del cine siempre tendrán el lugar que se merecen.

Gracias Aldo y mejórate pronto.

Laivamar.